El pensamiento de diseño surge como pilar de la innovación en las empresas, fusionando empatía, creatividad y estrategia para convertir los retos en oportunidades significativas.
Fecha
02 febrero 2024
El pensamiento de diseño surge como pilar de la innovación en las empresas, fusionando empatía, creatividad y estrategia para convertir los retos en oportunidades significativas.
El pensamiento de diseño representa una metodología revolucionaria que busca resolver problemas complejos mediante el uso de un enfoque creativo. Se trata de una filosofía que trasciende los límites tradicionales del diseño para adoptar un proceso creativo y alcanzar así los objetivos mediante soluciones innovadoras.
Este método se basa en los principios de empatía, colaboración y experimentación, y ofrece a organizaciones de todos los tamaños y sectores la oportunidad de descubrir ideas ingeniosas que respondan de forma genuina a las exigencias de los usuarios.
El pensamiento de diseño, concebido originalmente en los laboratorios de diseño, actualmente se aplica en una variedad mucho más amplia de contextos y demuestra su eficacia a la hora de promover la innovación y mejorar significativamente la experiencia del cliente.
El pensamiento de diseño, como hemos dicho, es un viaje a través de la innovación y la creatividad, una trayectoria estructurada que pretende transformar los retos en oportunidades concretas. En el centro de este enfoque hay un proceso interactivo, subdividido en cinco fases distintas, cada una de ellas dedicada a un aspecto crucial de la resolución de problemas.
Estas fases facilitan la comprensión profunda de las demandas humanas, la ideación de soluciones innovadoras, la creación rápida de prototipos y las pruebas iterativas. A través de estas etapas, los equipos pueden hacer frente a problemas complejos desde una perspectiva nueva y más eficaz. Estas cinco fases, empatizar, definir, idear, prototipar y realizar pruebas, siguen un orden absolutamente flexible que permite al equipo regresar a las fases anteriores cada vez que surge información nueva o cuando es necesario afinar aún más las soluciones.
De esta forma se consolida un ciclo continuo de aprendizaje y adaptación, que es lo que hace del diseño de pensamiento algo tan potente. Ahondemos en cada una de estas fases para comprender cómo, en su conjunto, pueden revolucionar nuestra forma de concebir los negocios y la innovación.
La fase de la empatía es el corazón del pensamiento de diseño. Es aquí donde los diseñadores y los equipos se adentran en el entorno de los usuarios para comprender sus experiencias, sus emociones y sus necesidades no expresadas. A través de técnicas como entrevistas detalladas, observaciones de campo y «diarios de a bordo», quienes forman parte del proceso recogen recursos valiosos que sentarán las bases para las etapas sucesivas.
Después de recoger una amplia variedad de datos, el siguiente paso consiste en sintetizarlos para definir claramente el problema que se debe resolver. Esta fase transforma la empatía en recursos accionables, para permitir a los equipos centrarse en una necesidad concreta del cliente. La definición del problema se convierte en una guía clara para la generación de ideas.
Con una clara comprensión del problema, se pasa entonces a la fase de ideación: una lluvia de ideas libre de vínculos, en la que la cantidad se impone sobre la calidad. Este proceso de colaboración estimula el pensamiento divergente, con el objetivo de que afloren soluciones creativas y fuera de lo común. El entorno propicia una atmósfera sin juicios, esencial para estimular la libre expresión de las ideas.
Los conceptos y las ideas que se seleccionan en la fase de ideación cobran forma, bien sea física o digital, en la fase de prototipado. La creación de modelos tangibles a partir de las soluciones permite a los equipos explorar las potencialidades e identificar las áreas de mejora, para reducir al mínimo los riesgos y los costes asociados al desarrollo de productos acabados.
Por último, los prototipos se someten a pruebas con usuarios reales. Esto no solo proporciona una valiosa retroalimentación para afinar aún más el producto o servicio, sino que, además, permite descubrir nuevas exigencias por parte de los usuarios. La fase de prueba es fundamental para validar las hipótesis iniciales y asegurar una solución final que responda de verdad a las exigencias de los usuarios.
Apple, Airbnb y Netflix son solo algunos ejemplos de empresas que han implementado con éxito el pensamiento de diseño, reconfigurando sectores enteros. Apple, por ejemplo, ha reestructurado la interacción del usuario con la tecnología, sentando las bases para una nueva era de dispositivos intuitivos y estéticamente agradables.
Airbnb, a partir de una profunda comprensión de las exigencias de huéspedes y anfitriones, ha revolucionado el concepto de hospitalidad, creando una plataforma que resalta la confianza y el sentido de comunidad y de pertenencia.
Netflix, por último, ha transformado la forma en la que consumimos el entretenimiento, adelantándose a la necesidad de un acceso bajo demanda a películas y series de televisión, gracias a algoritmos de recomendación personalizada que mejoran la experiencia del usuario.
Incorporar el pensamiento de diseño en la cultura de una organización va más allá del simple aprendizaje teórico; supone una auténtica transformación cultural. La adopción de este enfoque empieza con la instrucción de los equipos sobre las prácticas del pensamiento de diseño y la promoción de un entorno que fomente la experimentación y acepte el fracaso como una valiosa oportunidad de aprendizaje. Estos elementos son esenciales, no solo para estimular la innovación, sino también para construir bases sólidas que abran camino al cambio.
Un ejemplo de esta incorporación puede verse, por ejemplo, en el sector del interiorismo, donde el pensamiento de diseño permite reinterpretar los espacios en formas que mejoran significativamente la experiencia de los usuarios finales. Empresas y estudios que operan en este ámbito adoptan el pensamiento de diseño para explorar nuevas fronteras en el diseño de interiores, a partir de una profunda comprensión de las exigencias humanas para crear ambientes innovadores y funcionales.
Pese a su éxito, el pensamiento de diseño no está exento de retos y críticas. La resistencia al cambio, la falta de recursos y la dificultad para definir claramente los problemas son obstáculos comunes. Sin embargo, con un enfoque proactivo, un compromiso con la formación continua y un liderazgo que respalde la innovación, estos retos pueden superarse indudablemente. Es importante, además, reconocer que el pensamiento de diseño es una herramienta y no una panacea; su eficacia depende de la capacidad de adaptarlo al contexto específico de una organización.
El futuro del pensamiento de diseño parece prometedor, con tendencias emergentes que buscan ampliar aún más el ámbito de aplicación. La integración con métodos ágiles y lean, el uso de tecnología avanzada, como la IA y la RV, y un énfasis creciente en la innovación responsable y en el impacto social indican una transformación en la forma de hacer frente a los retos del futuro. Esta evolución subraya la importancia de un enfoque hacia la innovación, que tiene en cuenta no solo el éxito comercial, sino también el bienestar de la comunidad y la sostenibilidad ambiental.
>El IED promueve activamente el pensamiento de diseño en el tejido educativo y profesional con la iniciativa IED on Tour, una serie de talleres itinerantes que cada año lleva la innovación del pensamiento de diseño a varias ciudades italianas. Estos eventos ofrecen una oportunidad única para aprender directamente de los expertos y ver cómo el pensamiento de diseño puede aplicarse a los distintos contextos profesionales.