Es un proyecto que surge a raíz de un estancamiento y una reflexión. El proyecto va de crear piezas que primero me motiven a mí, y después quiero que gusten a los demás. De buscar la manera de poder hacerlas con mis manos y los medios de los que dispongo. Sin encarecer precios con terceros. Y de si no sé hacerlo; aprender. Aprender una nueva técnica. Aprender que no todo sale a la primera, que no todo es perfecto y que ahí está la esencia. Kurto es la parte más artista y desenfadada. La que tiene ideas y las dibuja, y disfruta manchándose las manos. Y la que quiere que sus piezas vean la luz y no se queden en un cajón a medias como ha hecho hasta ahora. Hablo del handmade. De responder a la velocidad con tiempo y a la moda masiva con exclusividad. Un producto handmade es aquel que está fabricado a mano. Despacio, con un cuidado y cariño que aportan valor para conseguir un resultado más potente. No es solo una pieza de diseño, es también ese tiempo asociado a su creación. Son productos con biografía y alma. Hechos con unas manos que unos minutos antes se han tomado un café, han abrazado a alguien y ahora están centradas lijando, pintando y barnizando con mimo la pieza que tendrás colgada en tu pared. Por todo esto es importante saber quién lo hace, cómo lo hace y por qué lo hace.