Y todo ello gracias al uso de un invento italiano que tiene mil aplicaciones, la tarjeta programable ARDUINO: una forma extremadamente básica de ordenador al que se le pueden dar órdenes y que, junto con los servomotores, podrá modificar — gracias a un sistema de cables — la forma y la usabilidad de la prenda, en función de las circunstancias en las que se encuentre el usuario: desde las condiciones atmosféricas hasta los cambios de temperatura, o desde su uso en espacios abiertos hasta el cambio a espacios cerrados.
El sistema va acompañado de una estética que se inspira en la intrincada maquinaria que nos rodea cada día y que ya ni siquiera notamos. Por su parte, las referencias artísticas se inspiran en algunos pilares fundamentales del mundo del cómic y la animación japonesa, en sintonía con la crítica al progreso inconsciente, con la iluminación de lo que parece ser un futuro distópico.